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domingo, 31 de marzo de 2013





Es un libro de 314 páginas.



  
 



     La presentación del libro estuvo a cargo del poeta Leandro Calle:




Sobre "Historia de Lecturas", de Raquel Rodriguez 

   En el excelente prólogo del poeta Miguel Espejo, hay una referencia que él toma acerca del libro que está dicha por la misma autora: “…presentar una cosmovisión que comienza con el primer día del mundo en África (arbitraria) y culmina en 2012 (cumplimiento de las profecías mayas). Es un deseo (ocurrente, arbitrario) de retomar el tiempo perdido, el que nos perdieron los invasores”.

   El glosario del final obedece también a un lenguaje americano que hemos perdido en parte, que está presente muchas veces de manera residual.

   El segundo poema que abre el libro dice:

Terror del Puente
conexión preparada
sobre el Estrecho estrecho

Oh Bering

Sus huellas son las huellas
del polvo
magamadre del Secreto
Entrada

Lo Real Maravilloso
abre sus no visibles puertas
reino del desparramo
de la Exhuberancia

Paso a paso
del Teksemuyuk
hacia sí
llega a su Casa:
paredes de música


   El hecho de pasar por el estrecho es nacer, es parto, origen del mundo americano. Es decir, este libro nos va a hacer pasar por el estrecho de Bering para nacer americanos. Estamos en camino. Es un libro arduo, su urdimbre es compleja. Una selva de símbolos, un bosque de metáforas. Hay que entrar y mirar, y sentir y oler. Hay que dejar que la razón intervenga después, mucho después de haber olido, tocado y saboreado este universo.

Luego viene el maíz.
Luego el mito del hombre

A
primer vagido
del silencio primero
Hay una mujer
un hombre
oyendo sus colores
La han hecho carnadura
en la piedra
tejido
en la urdimbre de notas
útero
Una hija hijo
habrá
de desobedecer


Escritura

Escritura
hilos a Siempre Jamás
Khipu, cuando ya no esté
hablará de la vida futura
en Su pasado

   Este poema (30-31) comienza evocando a Maiackovsky. La autora nos va introduciendo en su propio universo. Recordemos el título del libro: Historia de lecturas. En ese universo aparece la escritura como algo a descifrar cuando ya no esté. Pero la Escritura, así con mayúscula, es metáfora de otro desciframiento, la vida, el mundo, el poder de llegar a comprender el sentido, los arcanos, el tiempo con mayúsculas. Y al decir desciframiento tal vez me equivoco porque no se trata de un lenguaje alegórico sino metafórico. Es decir, no hay una correspondencia exacta a cada cosa, sino que hay la captación de una totalidad, de ahí lo mítico. En este sentido lo simbólico en interpretación de Gadamer y no de Pierce, nos ilumina el texto. Necesitamos de un hilo de Ariadna para este laberinto. De ahí el glosario.

   Por momentos, hay un lenguaje quebrado, un lenguaje que se quiebra en la voz de Raquel Rodriguez. Y es que el lenguaje poético, viene a ser nido mítico y metafórico de la urdimbre conformada por un lenguaje primordial –que habla por debajo- y un lenguaje de colonización que habla por arriba, un lenguaje impuesto. La urdimbre de la realidad poética está conformada por estos dos lenguajes que a su vez son múltiples lenguajes. Es a través de las grietas, de las hendiduras y de las fisuras por donde la poesía hace su aparición. Todo lo que acontece, acontece en “el adentro de la enorme Música” como lo dice en el poema “Danza”. Y entonces, es preciso escuchar. Es preciso dejar que crezca el silencio para entrar en la danza. En este poema que acabamos de mencionar, hay a mi modo de ver una clave de lectura. La danza de los derviches y el entrar en trance es “Imago” del lector de poesía ideal. Es necesario entrar en trance, danzar, dejar que la poesía hable en nosotros. Dice en el mismo poema:

Elevación a lo inaccesible a la razón
Los pies dejan pasar por debajo
las almas de las cosas
su silencio
prende el soplido invocación del Fulgor
En los espasmos giratorios espiralados
las llamas Lo presentarán consumidor
hasta que en la nada de lo congregado
refulgente fulguroso
Lo exponga

   El poema comienza con la palabra “trance” y termina con la palabra “arrobamiento”. Estamos ante el lenguaje místico-poético que es – a mi modo de ver- el lenguaje que más le conviene a la poesía. Pero estamos lejos del arrobamiento y del trance alienante y alienador. No, aquí estamos entrando en la “enorme Música”, es decir en el alma del mundo o de la tierra y eso es lo real. Para decirlo con Mircea Eliade, el sentimiento del hombre de las primeras comunidades humanas, ve este “acercamiento al centro” ese centro que es el tocar el punto mítico primordial como lo más auténtico, lo más real. Lo sagrado aquí, es lo más cercano y lo más profundo. Por eso, no es alienante y como el mismo libro lo va mostrar, este éxtasis, este arrobamiento, no esquiva lo político, ni lo social, ni el dolor, ni la muerte como tampoco el amor.
   Por eso el planteamiento cosmogónico va haciéndose historia y se va haciendo ya desde los títulos. Pensemos por ejemplo en “docedeoctubre”. Aquí el lenguaje es memoria y denuncia:

Lascivos de violencia
arrancarán
los vestidos a las selvas
sus pulseras
de lagartijas
sus collares corales
de víboras.

La tala
dejará a los montes
sin sus verdes almas
de Aluxes. (hijos de un dios maya)

Vaciarán
los preciosos
ovarios
de las cordilleras…

en sus estandartes:
“Viva la muerte”.

   En esta parte que se abre con el poema docedeoctubre, aparece la cosmogonía americana y su historia con mayor presencia. Y aparece mezclada en toda su variedad: Moctezuma con Atahualpa, los dioses mayas y Artaud, Iglesia e inquisición. Este acontecer no es una desprolijidad de la autora sino que obedece a una “cosmovisión” en el sentido de una Weltanschauung. Es cosmovisión personal donde la unidad está dada por el lenguaje poético. El todo del poema y aquí cabe preguntarnos si hablamos de un poema o de varios poemas, pero decía, el todo de un poema es el que confiere la unidad y el sentido. La belleza.
Si bien la cosmogonía propuesta por Raquel Rodriguez, no abreva únicamente en el mundo americano, podríamos decir que lo americano es su columna vertebral. Hay un “poetizar situado” por tomar aquel concepto de Rodolfo Kusch, ese pensar desde América. El filósofo argentino, contraponía el “estar” al “ser”, al dasein de Heidegger, fundando de esta manera un pensar situado, un pensar en la perspectiva del estar que luego iba a devenir en la categoría del “estar siendo”. En este sentido creo que hay un poetizar situado. Una poesía que se dispara, surge, nace, revienta o florece desde un contacto con la tierra. Es decir, la razón es lo que queda para un segundo momento. El momento primero está dado por el estar. De allí, dice Kusch que lo americano se aparece como lo contrapuesto al orden y la pulcritud, es decir hedor y mugre, caos y desorden. Lo occidental representa la ciudad, el orden, la razón. Pero estas dos categorías que Kusch separa, aparecen en la realidad mezcladas, aparecen fagocitándose la una a la otra. Lenguaje del colonizado y lenguaje del colonizador. El poema/los poemas de Raquel, acontecen a partir de las fisuras, las grietas que dejan este agónico proceso del ser con el estar.
   En esta cosmovisión subyacen las lecturas personales, las vivencias personales. Son huellas, vestigios que anidan en el poema. El poema no necesita ser descifrado y sin embargo podemos a veces encontrar un horizonte semántico detrás de algunos versos. Es decir, las lecturas de Raquel que hoy se han vuelto paisaje del poema y que por momentos aparecen como dejando entrever el atrás del poema, la cocina del poema. En “ComúnEros” por ejemplo, la mención homenaje al libro de Galeano Las venas abiertas de América Latina. Adivinar o encontrar esos vestigios ilumina más pero no es imprescindible para la vivencia, para el encuentro con el poema y la poesía.
   Entre la cosmovisión personal de la poeta y la cosmovisión subyacente al mundo, ese “ethos cultural latinoamericano”, está la historia. Así, nombres propios, lugares y situaciones como también conceptos políticos y filosóficos transitan por el libro, se pierden en el poema y brillan ante nuestro encuentro.
   La lucha de clases es uno de los conceptos que se hace visible en la urdimbre del poema. Lucha que viene a continuación de esa lucha entre el ser y el estar kuschiano, entre un pensar situado y un pensar foráneo que el poema-libro viene planteando desde los comienzos.
   Les confieso que dudo por momentos, de no haberme perdido en este laberinto cosmogónico. Dudo y temo de estar aplicando continuidades y discontinuidades que solamente a mi me parecen correspondientes al poema. Releo el poema “Des cambalache” y encuentro a Marx mezclado con Hesíodo el padre de las teogonías (700 a de C aprox.)

Marx
sabio padre
de los trabajos y los días
mete su cuchara
Hesíodo
con la simpleza
del canto de un árbol
pleno de pájaros
Así parado
árbol
sobre la montaña
tomos volumen
de montaña
filosofía

   Me quedo más tranquilo. Pero aparece Freud, Einstein y la huelga de mujeres que termina con ese quemadero que dio fecha de origen a la lucha de la mujer.    Entramos me parece en pleno vértigo del mundo en su abismo, en su grieta más grieta y es momento de lucha y barricada. Y aparece Córdoba con el barrio Clínicas. Aparece Sacco y Vanzetti. Vallejo y su virgen de los Sicarios. Aparecen entonces las lecturas, la historia. Los personajes políticos: Perón, Evita, Stalin, Truman, Busch, Mao, Fidel, Camilo Torres.
   ¿Pero entonces el libro es una gran bolsa? ¿Un recipiente donde la desordenada historia se vuelca? No, el libro es poesía y como tal agarra todo ese material para hacer exactamente eso: poesía. ¿Y qué es poesía? Dejo la pregunta a la consideración del lector. Tal vez la poesía sea pregunta que deja cosas madurando adentro.
   Volvamos a la selva, al laberinto, a deslumbrarnos con la belleza de sus símbolos.

Suvenires 213
Poema que me permito leer completo:

Ninguna implicancia tenía morir
morir no era una maldición
maldición era el mundo burgués morir
morir lo que decían que era
era un regalarse un suvenir hasta vernos
vernos morir era un servicio más
más un libro con dedicatoria mojada de libido
libido con la que Otros regalaron una rosa ensangrentada
ensangrentada la rosa regalo porque sí
sí porque el agua es de todos
todos somos del aire del árbol de la nodriza Abundancia
abundancia porque es otoño
otoño que es don beberse la mañana con la boca
boca de los pulmones plenitud
plenitud porque seguirá “sonando la hora de los tiros”
tiros mientras haya mazmorras huesos rotos
rotos pueblos con el hambre clavado en el estómago
estómago fuera del festín

El poema es claro y brillante. La articulación del final del verso con el comienzo del verso siguiente en la utilización de la misma palabra, le da una sensación de efecto dominó o de bola de nieve que arranca parte del pasado para generar futuro. Yo en ese recurso no veo otra cosa que aquel dinamismo de la lucha en los 60 y 70 que se fue esparciendo en todo el territorio americano. Los pueblos rotos que comenzaron a andar, a luchar y a hacer frente a la opresión que desde tiempos coloniales estaban sometidos.

   Siguen poemas que se enraízan en nuestra propia historia. Trelew, las tres A y “El Cuqui”, poema central del libro. Luego, los duros años de la Dictadura, Los campos, las madres. Los 30001 desaparecidos. Y el libro sigue hasta terminar con un manifiesto. Hasta aquí, me siento un cronista de un mundo poético sumamente original.
   Hay numerosas maneras de entrar en este libro originalísimo. Por comentar algunas: seguir los epígrafes y dedicatorias; otra, tomar los lugares y los acontecimientos históricos, los cronotopos literarios; otra, los juegos de lenguaje; etc.
   Decíamos al comienzo que estábamos ante un universo, una cosmovisión. En esta crónica de mi viaje por el libro, crónica seguramente imprecisa, siento que tengo ganas de volver. Es decir, el sabor del viaje se me ha quedado pegado al paladar y siento deseos de volver a este universo-libro, a esta cosmovisión poética y meterme en su urdimbre de palabras y hechos. Estamos ante un libro que es muchos libros. Estamos ante un poema que son muchos poemas.
Personalmente quisiera volver a alguno de ellos y enredarme en esa lucha. Porque en estos poemas hay conciencia de lucha y conciencia de opresión.
Quiero citar aquí un texto que seguramente leyeron muchos de los protagonistas anónimos y conocidos de esta cosmovisión:
“Hay que decirlo: creemos que el esfuerzo colosal al que son instados los pueblos subdesarrollados por sus dirigentes no dará los resultados previstos. Si las condiciones de trabajo no se modifican, pasarán siglos para humanizar ese mundo animalizado por las fuerzas imperialistas” (Los condenados de la tierra de Frantz Fanon)

   Esta cosmovisión poética es un bello testimonio de la lucha de una América Latina que desde sus comienzos hasta hoy, desde la colonización hasta el imperio del capital, busca su humanización plena, frente a la animalización a la que es sometida. Tal vez la poesía, sea un camino para acercarnos a un mundo más humano.

Leandro Calle
2012 último día de abril.

     Por otra parte el poeta Miguel Espejo le hizo un bellísimo prólogo:

Una luminosa cosmogonía bajo forma de collage

Por Miguel Espejo

   Dentro de las numerosas vertientes que dejaron las “vanguardias” de comienzos del siglo XX, que modificaron de raíz las formas expresivas de la literatura y del arte, una de ellas consistió en el bello encuentro, sobre una mesa de disección, entre un paraguas con una máquina de coser. Si bien la fórmula de Lautréamont se remonta a fines del siglo XIX, fueron los surrealistas quienes reivindicaron esta propuesta de reunir bajo el amparo del sueño y del inconsciente, a través de asociaciones libres, aunque paradójicamente de un modo sistemático, elementos heterogéneos, contrastantes, que dieron lugar a algunas de las mejores obras de Max Ernst. Este maestro del collage propició un mundo pictórico que tendría su equivalente, en el terreno poético, en Eliot entre otros. En nuestra lengua, César Vallejo dio una vuelta de tuerca: “Un flaco pasa con un pan al hombro. / ¿Cómo hablar después de André Breton?”
   El singular y valioso conjunto de poemas de Raquel Rodríguez, Historia de unas lecturas nos invita a adentrarnos en las numerosas alteridades que “conforman este singular universo”, a recorrer el enorme espacio que hay entre lo que tenemos al alcance de nuestra mano y la estrella más lejana, a ser partícipes de diacronías y sincronías, en la vasta dimensión de la heterogeneidad. De la Dedicatoria, en un tono familiar, lúdico e íntimo, pasamos sin transición a El Mayab, al tiempo de la Conquista de América y a una suerte de cosmogonía, donde también estamos inscriptos nosotros, en nuestra efímera existencia, aunque igualmente los hechos históricos que nos tocaron presenciar y sufrir como aquellos otros que heredamos.
   Cuando le pregunté a la autora sobre la datación maya que había establecido, me respondió con una precisión que no vale la pena reiterar, sino tan solo transcribir: “Significa la pretensión de presentar una cosmovisión que comienza con el primer día del mundo en África (arbitraria) y culmina en 2012 (cumplimiento de las profecías mayas). Es un deseo (ocurrente, arbitrario) de retomar el tiempo perdido, el que nos perdieron los invasores. Es seguir el tiempo real que lleva al sexto sol, a la cuarta dimensión. Es verlo que pasa y treparnos a él con nuestra historia. Salir del calendario-tiempo de la baja vibración que nos impuso la cruz y la espada.” Una poesía, en suma, ceñida en parte a lo que acontece en el gran año cósmico, pero también ocurrente y arbitraria, es decir, atravesada por el aspecto lúdico que permite todo lenguaje y que Georges Bataille denominara felizmente esta instancia como la del Juego Mayor.
El tiempo cósmico de los mayas y de los egipcios aparece preanunciado desde el principio, a través de “La Boca / plétora de Seres / Respira / la visibilidad / de la / Manifestación”. En los hechos, este poemario debe ser leído como un solo poema, en donde la autora hizo coexistir textos escritos en diferentes épocas, pero subsumidos en la actualidad en este despliegue de signos y símbolos. Si bien en un punto límite cada palabra puede ser considerada un símbolo, la posibilidad de organizar un conjunto de símbolos, provenientes de todos los lugares del mundo, es una tentativa prometeica que está condenada al fracaso.
   Las grandes obras de arte han advertido esta contradicción desde los fundamentos sobre los cuales se sustentan. La poeta nos recuerda las palabras de Herodoto: “Egipto es un regalo / del Nilo”. Podría decirse que las bases de las inmortales pirámides están construidas sobre la transitoriedad. El tiempo cíclico tiene una gran ventaja sobre el tiempo lineal concebido por una sucesión lógica de acontecimientos. El tiempo cíclico, como el eterno retorno de Nietzsche, no pueden ser refutados desde el punto de vista del realismo ingenuo porque nada de lo que vemos, si seguimos a la física teórica y a la biología molecular, es lo que vemos. ¿No fueron acaso poetas y profetas, filósofos e infatigables buscadores de respuestas, los primeros en advertir el estupor de existir?
   En un texto atribuido al legendario Hermes Trismegisto se consigna la profecía de Toth acerca de lo perecedero del mundo. Estos dioses o seres superiores, representantes de la sabiduría humana y de los poderes mágicos del hombre, fueron para sus seguidores una piedra basal del conocimiento. Los gnósticos han terminado por estrechar sus manos con los astrónomos de nuestro tiempo: todo está unido con todo. Estos elementos que aparecen al comienzo del poemario no lo hacen en desmedro de la función estilística. Por momentos, las aliteraciones y el ritmo prosódico potencia la expresión poética a niveles muy poco transitados por la poesía de nuestro país:

Barrio Clínicas Juventud
insurrecto
ínclito heroísmo
batallas ciclamor
clamoroso clan de claveles
clarín en la claustrofobia
de los clérigos

   Como bien puede observarse en esta estrofa, no está únicamente presente Córdoba con sus rebeliones y el bastión que fue a veces el Barrio Clínicas, sino también Macedonio Fernández y En la masmédula de Oliverio Girondo, es decir, resonancias de algunos de los textos centrales de la poesía argentina. Raquel Rodríguez ha emprendido una historia de sus lecturas y de sus vivencias combinando lo más cercano (una nieta, por ejemplo) con el gran ciclo cósmico de los mayas, pasando por muchos de los episodios que han marcado una etapa trágica y horrorosa de nuestro país, pero sin perder de vista, en ningún momento, que se encontraba escribiendo poesía y utilizando para ello sus mejores recursos.
   Conocí a Raquel a fines de la década del 60, cuando estudiaba literatura con mi hermana, desaparecida en la ciudad de Córdoba en junio de 1976. Pero no sólo fueron compañeras en la carrera de Letras, sino también de militancia. Uno de los poemas le está consagrado y su título es justamente el apodo que mi hermana tenía: “La Peco”. Ambas amaban ese mundo prehispánico que en nuestra Argentina recién comenzaba a conocerse. “Encontraron lo que debía entrar en la carne del hombre”, dice el Popol Vuh para referirse al maíz, la planta esencial de la América prehispánica. No me cabe duda que la lectura del Popol Vuh fue decisiva en la concepción de una parte de la poética implícita en este conjunto de poemas, pero tampoco dudo que la rebeldía frente a la injusticia y a las
desigualdades fue la que la llevó a consignar: “Desobedecer / es / obedecer / a la / Armonía”.
   Me resulta casi imposible leer el poema sobre mi hermana sin estar socavado por el enorme conflicto emocional que se apoderó de los miembros de una familia que posee / no posee un “desaparecido” en su seno; pero simultáneamente me es imposible eludir este texto, tan cercano a otros que abordan un tema semejante. Fechado en La Perla (7 eb, 15 zip), en “La Peco” se efectúa un homenaje recordatorio al mismo tiempo que un desplazamiento. Su comienzo “Jefa / era el dios jacobino / despierto / en el fondo” apenas nos permite adivinar su final: “Celebración / del poder / Poder / ¡Oh Arjuna”. Uno de los momentos centrales del MajáBharata y del Bhagabad Guitá es el diálogo que Arjuna mantiene con el dios Krishna, pues duda de entrar a la batalla donde en el campo adversario van a morir familiares suyos. Krishna le responde, en ese poema épico más que perdurable, que entre la acción y la inacción siempre es preferible la acción. La poesía, como nos lo recuerda Raquel Rodríguez, es capaz no sólo de guiar, sino de transformarse ella misma en acción.

Buenos Aires, 26 de octubre de 2011

El libro puede conseguirse en Alción Editora, Galería Cinerama Local 15, Córdoba, Argentina.

     De este libro, que es un totalidad, se desprende este poema:


Manifiesto

I
AB turinauta guía
barquito de papel=C
crucero de placer
rutas de la Víaláctea
telecentro de telephatos
ello a ello

II
Ha volado una luz
de mariposas
lee el pensamiento
soliloquios
de los mudos ausentes

III
la lámpara
´mente viviente del Todo´
cubre sombra
el labio del lago
Kósmico 
del libro de la luna llena
el ´código genético divino´
nous

IV
sabia Gerusía
meninge pía
oficia de mesías
desde las tres marías
a las cuatro esquinías

V
El Arte
correntadas de suspiros
de los que te han visto
nos okupa

Raquel Rodríguez




Tapa original del libro.
JCV Editorial - Fondo Estímulo a la Actividad Editorial - Municipalidad de Córdoba (Ordenanza 8808).

Fue presentado por Susana Romano Sued.

Susana Aselles dijo de este libro:

Octubre de 2002

Te pregunté qué es Nónofo
y me dijiste
-Ah! no sé...
                  
                Nónofo es Roca
                tazón a golpes
                de cuchara

                Nónofo Roca
                en subida,
                me hicieron tus silencios

Nónofo Roca
en la cima
(de horizonte a horizonte)
Tienes poder
las ideas tienen poder cuando
caen los párpados
  
                  Nónofo maná
                  (mentiras)
                  antes de la caída
                  como todo 
                  pasa.

Nónofo Roca, Arena, Cuerpo...
                  Espera
Sa-sein Nónofo
Da-sein, miserable palabra
Da-sein Nónofo
Da-sein Roca.

De "La Cuchara y el Tazón", último subtítulo del libro, este poema con el que se cierra el círculo que describe el libro:

DA-SEIN

Acontece
que al callar el hablar
halla la parvedad
vanas
miserables
las palabras.

Ser ahí
mirando la tierra.

Raquel Rodríguez


               

Tapa del libro original.

De Santos Guayama el Jurado destacó los siguientes valores particulares:

- "logra el tratamiento poético de la temática regional e histórica y su entronque con el drama criollo", además de cumplir con los ítems de evaluación establecidos por el Jurado, a los fines de ponderar las obras: 

  1) Estructura dramática del texto literario.
 2) Tratamiento de personajes, espacio escénico y acción dramática

como generadores del discurso dramático y de la teatralidad.

Fue elegida por alumnos del Colegio de educación secundaria "San Carlos", de Malagueño (provincia de Córdoba), para llevarla a escena. Fui invitada a la representación teatral en el mencionado colegio.