Es un libro de 314 páginas.
Fue presentado el 08 de mayo de 2012 en Cocina de Culturas (Córdoba). La recitación de poemas fue musicalizada por Collegium CEIM bajo la dirección del profesor Germán González.
La presentación del libro estuvo a cargo del poeta Leandro Calle:
Sobre "Historia de Lecturas", de Raquel Rodriguez
En el
excelente prólogo del poeta Miguel Espejo, hay una referencia
que él toma acerca del libro que está dicha por la misma autora:
“…presentar una cosmovisión que comienza con el primer día del
mundo en África (arbitraria) y culmina en 2012 (cumplimiento de las
profecías mayas). Es un deseo (ocurrente, arbitrario) de retomar el
tiempo perdido, el que nos perdieron los invasores”.
El glosario del final obedece también
a un lenguaje americano que hemos perdido en parte, que está
presente muchas veces de manera residual.
El segundo poema que abre el libro
dice:
Terror del Puente
conexión preparada
sobre el Estrecho estrecho
Oh Bering
Sus huellas son las huellas
del polvo
magamadre del Secreto
Entrada
Lo Real Maravilloso
abre sus no visibles puertas
reino del desparramo
de la Exhuberancia
Paso a paso
del Teksemuyuk
hacia sí
llega a su Casa:
paredes de música
El hecho de pasar por el estrecho es
nacer, es parto, origen del mundo americano. Es decir, este libro nos va a hacer
pasar por el estrecho de Bering para nacer americanos. Estamos en
camino. Es un libro arduo, su urdimbre es compleja. Una selva de
símbolos, un bosque de metáforas. Hay que entrar y mirar, y sentir
y oler. Hay que dejar que la razón intervenga después, mucho
después de haber olido, tocado y saboreado este universo.
Luego viene el maíz.
Luego el mito del hombre
A
primer vagido
del silencio primero
Hay una mujer
un hombre
oyendo sus colores
La han hecho carnadura
en la piedra
tejido
en la urdimbre de notas
útero
Una hija hijo
habrá
de desobedecer
Escritura
Escritura
hilos a Siempre Jamás
Khipu, cuando ya no esté
hablará de la vida futura
en Su pasado
Este poema (30-31) comienza evocando a
Maiackovsky. La autora nos va introduciendo en su propio universo.
Recordemos el título del libro: Historia de lecturas. En ese
universo aparece la escritura como algo a descifrar cuando ya no
esté. Pero la Escritura, así con mayúscula, es metáfora de otro
desciframiento, la vida, el mundo, el poder de llegar a comprender el
sentido, los arcanos, el tiempo con mayúsculas. Y al decir
desciframiento tal vez me equivoco porque no se trata de un lenguaje
alegórico sino metafórico. Es decir, no hay una correspondencia
exacta a cada cosa, sino que hay la captación de una totalidad, de
ahí lo mítico. En este sentido lo simbólico en interpretación de
Gadamer y no de Pierce, nos ilumina el texto. Necesitamos de un hilo
de Ariadna para este laberinto. De ahí el glosario.
Por
momentos, hay un lenguaje quebrado, un lenguaje que se quiebra
en la voz de Raquel Rodriguez. Y es que el lenguaje poético, viene a
ser nido mítico y metafórico de la urdimbre conformada por un
lenguaje primordial –que habla por debajo- y un lenguaje de
colonización que habla por arriba, un lenguaje impuesto. La urdimbre
de la realidad poética está conformada por estos dos lenguajes que
a su vez son múltiples lenguajes. Es a través de las grietas, de
las hendiduras y de las fisuras por donde la poesía hace su
aparición. Todo lo que acontece, acontece en “el adentro de la
enorme Música” como lo dice en el poema “Danza”. Y entonces,
es preciso escuchar. Es preciso dejar que crezca el silencio para
entrar en la danza. En este poema que acabamos de mencionar, hay a mi
modo de ver una clave de lectura. La danza de los derviches y el
entrar en trance es “Imago” del lector de poesía ideal. Es
necesario entrar en trance, danzar, dejar que la poesía hable en
nosotros. Dice en el mismo poema:
Elevación a lo inaccesible a la
razón
Los pies dejan pasar por debajo
las almas de las cosas
su silencio
prende el soplido invocación del
Fulgor
En los espasmos giratorios
espiralados
las llamas Lo presentarán
consumidor
hasta que en la nada de lo
congregado
refulgente fulguroso
Lo exponga
El poema comienza con la palabra
“trance” y termina con la palabra “arrobamiento”. Estamos
ante el lenguaje místico-poético que es – a mi modo de ver- el
lenguaje que más le conviene a la poesía. Pero estamos lejos del
arrobamiento y del trance alienante y alienador. No, aquí estamos
entrando en la “enorme Música”, es decir en el alma del mundo o
de la tierra y eso es lo real. Para decirlo con Mircea Eliade, el
sentimiento del hombre de las primeras comunidades humanas, ve este
“acercamiento al centro” ese centro que es el tocar el punto
mítico primordial como lo más auténtico, lo más real. Lo sagrado
aquí, es lo más cercano y lo más profundo. Por eso, no es
alienante y como el mismo libro lo va mostrar, este éxtasis, este
arrobamiento, no esquiva lo político, ni lo social, ni el dolor, ni
la muerte como tampoco el amor.
Por eso el planteamiento cosmogónico
va haciéndose historia y se va haciendo ya desde los títulos.
Pensemos por ejemplo en “docedeoctubre”. Aquí el lenguaje es
memoria y denuncia:
Lascivos de violencia
arrancarán
los vestidos a las selvas
sus pulseras
de lagartijas
sus collares corales
de víboras.
La tala
dejará a los montes
sin sus verdes almas
de Aluxes. (hijos de un dios maya)
Vaciarán
los preciosos
ovarios
de las cordilleras…
…
en sus estandartes:
“Viva la muerte”.
En esta parte que se abre con el poema
docedeoctubre, aparece la cosmogonía americana y su historia con
mayor presencia. Y aparece mezclada en toda su variedad: Moctezuma
con Atahualpa, los dioses mayas y Artaud, Iglesia e inquisición.
Este acontecer no es una desprolijidad de la autora sino que obedece
a una “cosmovisión” en el sentido de una Weltanschauung.
Es
cosmovisión personal donde la unidad está dada por el lenguaje
poético. El todo del poema y aquí cabe preguntarnos si hablamos de
un poema o de varios poemas, pero decía, el todo de un poema es el
que confiere la unidad y el sentido. La belleza.
Si
bien la cosmogonía propuesta por Raquel Rodriguez, no abreva
únicamente en el mundo americano, podríamos decir que lo americano
es su columna vertebral. Hay un “poetizar situado” por tomar
aquel concepto de Rodolfo Kusch, ese pensar desde América. El
filósofo argentino, contraponía el “estar” al “ser”, al
dasein de Heidegger, fundando de esta manera un pensar situado, un
pensar en la perspectiva del estar que luego iba a devenir en la
categoría del “estar siendo”. En este sentido creo que hay un
poetizar situado. Una poesía que se dispara, surge, nace, revienta o
florece desde un contacto con la tierra. Es decir, la razón es lo
que queda para un segundo momento. El momento primero está dado por
el estar. De allí, dice Kusch que lo americano se aparece como lo
contrapuesto al orden y la pulcritud, es decir hedor y mugre, caos y
desorden. Lo occidental representa la ciudad, el orden, la razón.
Pero estas dos categorías que Kusch separa, aparecen en la realidad
mezcladas, aparecen fagocitándose la una a la otra. Lenguaje del
colonizado y lenguaje del colonizador. El poema/los poemas de Raquel,
acontecen a partir de las fisuras, las grietas que dejan este agónico
proceso del ser con el estar.
En
esta cosmovisión subyacen las lecturas personales, las vivencias
personales. Son huellas, vestigios que anidan en el poema. El poema
no necesita ser descifrado y sin embargo podemos a veces encontrar un
horizonte semántico detrás de algunos versos. Es decir, las
lecturas de Raquel que hoy se han vuelto paisaje del poema y que por
momentos aparecen como dejando entrever el atrás del poema, la
cocina del poema. En “ComúnEros” por ejemplo, la mención
homenaje al libro de Galeano Las venas abiertas de América Latina.
Adivinar o encontrar esos vestigios ilumina más pero no es
imprescindible para la vivencia, para el encuentro con el poema y la
poesía.
Entre la cosmovisión personal de la
poeta y la cosmovisión subyacente al mundo, ese “ethos cultural
latinoamericano”, está la historia. Así, nombres propios, lugares
y situaciones como también conceptos políticos y filosóficos
transitan por el libro, se pierden en el poema y brillan ante nuestro
encuentro.
La lucha de clases es uno de los
conceptos que se hace visible en la urdimbre del poema. Lucha que
viene a continuación de esa lucha entre el ser y el estar kuschiano,
entre un pensar situado y un pensar foráneo que el poema-libro viene
planteando desde los comienzos.
Les confieso que dudo por momentos, de
no haberme perdido en este laberinto cosmogónico. Dudo y temo de
estar aplicando continuidades y discontinuidades que solamente a mi
me parecen correspondientes al poema. Releo el poema “Des
cambalache” y encuentro a Marx mezclado con Hesíodo el padre de
las teogonías (700 a de C aprox.)
Marx
sabio padre
de los trabajos y los días
mete su cuchara
Hesíodo
con la simpleza
del canto de un árbol
pleno de pájaros
Así parado
árbol
sobre la montaña
tomos volumen
de montaña
filosofía
Me quedo más tranquilo. Pero aparece
Freud, Einstein y la huelga de mujeres que termina con ese quemadero
que dio fecha de origen a la lucha de la mujer. Entramos me parece en
pleno vértigo del mundo en su abismo, en su grieta más grieta y es
momento de lucha y barricada. Y aparece Córdoba con el barrio
Clínicas. Aparece Sacco y Vanzetti. Vallejo y su virgen de los
Sicarios. Aparecen entonces las lecturas, la historia. Los personajes
políticos: Perón, Evita, Stalin, Truman, Busch, Mao, Fidel, Camilo
Torres.
¿Pero entonces el libro es una gran
bolsa? ¿Un recipiente donde la desordenada historia se vuelca? No,
el libro es poesía y como tal agarra todo ese material para hacer
exactamente eso: poesía. ¿Y qué es poesía? Dejo la pregunta a la
consideración del lector. Tal vez la poesía sea pregunta que deja
cosas madurando adentro.
Volvamos a la selva, al laberinto, a
deslumbrarnos con la belleza de sus símbolos.
Suvenires 213
Poema que me permito leer completo:
Ninguna implicancia tenía morir
morir no era una maldición
maldición era el mundo burgués morir
morir lo que decían que era
era un regalarse un suvenir hasta
vernos
vernos morir era un servicio más
más un libro con dedicatoria mojada de
libido
libido con la que Otros regalaron una
rosa ensangrentada
ensangrentada la rosa regalo porque sí
sí porque el agua es de todos
todos somos del aire del árbol de la
nodriza Abundancia
abundancia porque es otoño
otoño que es don beberse la mañana
con la boca
boca de los pulmones plenitud
plenitud porque seguirá “sonando la
hora de los tiros”
tiros mientras haya mazmorras huesos
rotos
rotos pueblos con el hambre clavado en
el estómago
estómago fuera del festín
El poema es claro y brillante. La
articulación del final del verso con el comienzo del verso siguiente
en la utilización de la misma palabra, le da una sensación de
efecto dominó o de bola de nieve que arranca parte del pasado para
generar futuro. Yo en ese recurso no veo otra cosa que aquel
dinamismo de la lucha en los 60 y 70 que se fue esparciendo en todo
el territorio americano. Los pueblos rotos que comenzaron a andar, a
luchar y a hacer frente a la opresión que desde tiempos coloniales
estaban sometidos.
Siguen poemas que se enraízan en
nuestra propia historia. Trelew, las tres A y “El Cuqui”, poema
central del libro. Luego, los duros años de la Dictadura, Los
campos, las madres. Los 30001 desaparecidos. Y el libro sigue hasta
terminar con un manifiesto. Hasta aquí, me siento un cronista de un
mundo poético sumamente original.
Hay numerosas maneras de entrar en este
libro originalísimo. Por comentar algunas: seguir los epígrafes y
dedicatorias; otra, tomar los lugares y los acontecimientos
históricos, los cronotopos literarios; otra, los juegos de lenguaje;
etc.
Decíamos al comienzo que estábamos
ante un universo, una cosmovisión. En esta crónica de mi viaje por
el libro, crónica seguramente imprecisa, siento que tengo ganas de
volver. Es decir, el sabor del viaje se me ha quedado pegado al
paladar y siento deseos de volver a este universo-libro, a esta
cosmovisión poética y meterme en su urdimbre de palabras y hechos.
Estamos ante un libro que es muchos libros. Estamos ante un poema que
son muchos poemas.
Personalmente quisiera volver a alguno
de ellos y enredarme en esa lucha. Porque en estos poemas hay
conciencia de lucha y conciencia de opresión.
Quiero citar aquí un texto que
seguramente leyeron muchos de los protagonistas anónimos y conocidos
de esta cosmovisión:
“Hay que decirlo: creemos que el
esfuerzo colosal al que son instados los pueblos subdesarrollados por
sus dirigentes no dará los resultados previstos. Si las condiciones
de trabajo no se modifican, pasarán siglos para humanizar ese mundo
animalizado por las fuerzas imperialistas” (Los condenados de la
tierra de Frantz Fanon)
Esta cosmovisión poética es un bello
testimonio de la lucha de una América Latina que desde sus comienzos
hasta hoy, desde la colonización hasta el imperio del capital, busca
su humanización plena, frente a la animalización a la que es
sometida. Tal vez la poesía, sea un camino para acercarnos a un
mundo más humano.
Leandro Calle
2012 último día de abril.
Por otra parte el poeta Miguel Espejo le hizo un bellísimo prólogo:
Por Miguel Espejo
Dentro de las numerosas vertientes que dejaron las “vanguardias” de comienzos del siglo XX, que modificaron de raíz las formas expresivas de la literatura y del arte, una de ellas consistió en el bello encuentro, sobre una mesa de disección, entre un paraguas con una máquina de coser. Si bien la fórmula de Lautréamont se remonta a fines del siglo XIX, fueron los surrealistas quienes reivindicaron esta propuesta de reunir bajo el amparo del sueño y del inconsciente, a través de asociaciones libres, aunque paradójicamente de un modo sistemático, elementos heterogéneos, contrastantes, que dieron lugar a algunas de las mejores obras de Max Ernst. Este maestro del collage propició un mundo pictórico que tendría su equivalente, en el terreno poético, en Eliot entre otros. En nuestra lengua, César Vallejo dio una vuelta de tuerca: “Un flaco pasa con un pan al hombro. / ¿Cómo hablar después de André Breton?”
El singular y valioso conjunto de poemas de Raquel Rodríguez, Historia de unas lecturas nos invita a adentrarnos en las numerosas alteridades que “conforman este singular universo”, a recorrer el enorme espacio que hay entre lo que tenemos al alcance de nuestra mano y la estrella más lejana, a ser partícipes de diacronías y sincronías, en la vasta dimensión de la heterogeneidad. De la Dedicatoria, en un tono familiar, lúdico e íntimo, pasamos sin transición a El Mayab, al tiempo de la Conquista de América y a una suerte de cosmogonía, donde también estamos inscriptos nosotros, en nuestra efímera existencia, aunque igualmente los hechos históricos que nos tocaron presenciar y sufrir como aquellos otros que heredamos.
Cuando le pregunté a la autora sobre la datación maya que había establecido, me respondió con una precisión que no vale la pena reiterar, sino tan solo transcribir: “Significa la pretensión de presentar una cosmovisión que comienza con el primer día del mundo en África (arbitraria) y culmina en 2012 (cumplimiento de las profecías mayas). Es un deseo (ocurrente, arbitrario) de retomar el tiempo perdido, el que nos perdieron los invasores. Es seguir el tiempo real que lleva al sexto sol, a la cuarta dimensión. Es verlo que pasa y treparnos a él con nuestra historia. Salir del calendario-tiempo de la baja vibración que nos impuso la cruz y la espada.” Una poesía, en suma, ceñida en parte a lo que acontece en el gran año cósmico, pero también ocurrente y arbitraria, es decir, atravesada por el aspecto lúdico que permite todo lenguaje y que Georges Bataille denominara felizmente esta instancia como la del Juego Mayor.
El tiempo cósmico de los mayas y de los egipcios aparece preanunciado desde el principio, a través de “La Boca / plétora de Seres / Respira / la visibilidad / de la / Manifestación”. En los hechos, este poemario debe ser leído como un solo poema, en donde la autora hizo coexistir textos escritos en diferentes épocas, pero subsumidos en la actualidad en este despliegue de signos y símbolos. Si bien en un punto límite cada palabra puede ser considerada un símbolo, la posibilidad de organizar un conjunto de símbolos, provenientes de todos los lugares del mundo, es una tentativa prometeica que está condenada al fracaso.
Las grandes obras de arte han advertido esta contradicción desde los fundamentos sobre los cuales se sustentan. La poeta nos recuerda las palabras de Herodoto: “Egipto es un regalo / del Nilo”. Podría decirse que las bases de las inmortales pirámides están construidas sobre la transitoriedad. El tiempo cíclico tiene una gran ventaja sobre el tiempo lineal concebido por una sucesión lógica de acontecimientos. El tiempo cíclico, como el eterno retorno de Nietzsche, no pueden ser refutados desde el punto de vista del realismo ingenuo porque nada de lo que vemos, si seguimos a la física teórica y a la biología molecular, es lo que vemos. ¿No fueron acaso poetas y profetas, filósofos e infatigables buscadores de respuestas, los primeros en advertir el estupor de existir?
En un texto atribuido al legendario Hermes Trismegisto se consigna la profecía de Toth acerca de lo perecedero del mundo. Estos dioses o seres superiores, representantes de la sabiduría humana y de los poderes mágicos del hombre, fueron para sus seguidores una piedra basal del conocimiento. Los gnósticos han terminado por estrechar sus manos con los astrónomos de nuestro tiempo: todo está unido con todo. Estos elementos que aparecen al comienzo del poemario no lo hacen en desmedro de la función estilística. Por momentos, las aliteraciones y el ritmo prosódico potencia la expresión poética a niveles muy poco transitados por la poesía de nuestro país:
Barrio Clínicas Juventud
insurrecto
ínclito heroísmo
batallas ciclamor
clamoroso clan de claveles
clarín en la claustrofobia
de los clérigos
Como bien puede observarse en esta estrofa, no está únicamente presente Córdoba con sus rebeliones y el bastión que fue a veces el Barrio Clínicas, sino también Macedonio Fernández y En la masmédula de Oliverio Girondo, es decir, resonancias de algunos de los textos centrales de la poesía argentina. Raquel Rodríguez ha emprendido una historia de sus lecturas y de sus vivencias combinando lo más cercano (una nieta, por ejemplo) con el gran ciclo cósmico de los mayas, pasando por muchos de los episodios que han marcado una etapa trágica y horrorosa de nuestro país, pero sin perder de vista, en ningún momento, que se encontraba escribiendo poesía y utilizando para ello sus mejores recursos.
Conocí a Raquel a fines de la década del 60, cuando estudiaba literatura con mi hermana, desaparecida en la ciudad de Córdoba en junio de 1976. Pero no sólo fueron compañeras en la carrera de Letras, sino también de militancia. Uno de los poemas le está consagrado y su título es justamente el apodo que mi hermana tenía: “La Peco”. Ambas amaban ese mundo prehispánico que en nuestra Argentina recién comenzaba a conocerse. “Encontraron lo que debía entrar en la carne del hombre”, dice el Popol Vuh para referirse al maíz, la planta esencial de la América prehispánica. No me cabe duda que la lectura del Popol Vuh fue decisiva en la concepción de una parte de la poética implícita en este conjunto de poemas, pero tampoco dudo que la rebeldía frente a la injusticia y a las
desigualdades fue la que la llevó a consignar: “Desobedecer / es / obedecer / a la / Armonía”.
Me resulta casi imposible leer el poema sobre mi hermana sin estar socavado por el enorme conflicto emocional que se apoderó de los miembros de una familia que posee / no posee un “desaparecido” en su seno; pero simultáneamente me es imposible eludir este texto, tan cercano a otros que abordan un tema semejante. Fechado en La Perla (7 eb, 15 zip), en “La Peco” se efectúa un homenaje recordatorio al mismo tiempo que un desplazamiento. Su comienzo “Jefa / era el dios jacobino / despierto / en el fondo” apenas nos permite adivinar su final: “Celebración / del poder / Poder / ¡Oh Arjuna”. Uno de los momentos centrales del MajáBharata y del Bhagabad Guitá es el diálogo que Arjuna mantiene con el dios Krishna, pues duda de entrar a la batalla donde en el campo adversario van a morir familiares suyos. Krishna le responde, en ese poema épico más que perdurable, que entre la acción y la inacción siempre es preferible la acción. La poesía, como nos lo recuerda Raquel Rodríguez, es capaz no sólo de guiar, sino de transformarse ella misma en acción.
Buenos Aires, 26 de octubre de 2011
El libro puede conseguirse en Alción Editora, Galería Cinerama Local 15, Córdoba, Argentina.
De este libro, que es un totalidad, se desprende este poema:
Manifiesto
I
AB turinauta guía
barquito de papel=C
crucero de placer
rutas de la Víaláctea
telecentro de telephatos
ello a ello
II
Ha volado una luz
de mariposas
lee el pensamiento
soliloquios
de los mudos ausentes
III
la lámpara
´mente viviente del Todo´
cubre sombra
el labio del lago
Kósmico
del libro de la luna llena
el ´código genético divino´
nous
IV
sabia Gerusía
meninge pía
oficia de mesías
desde las tres marías
a las cuatro esquinías
V
El Arte
correntadas de suspiros
de los que te han visto
nos okupa
Raquel Rodríguez